Una sencilla, tranquila, emocional y psicológica travesía por la historia de una madre y su hija que visitan Estocolmo con la idea de pasar unos días allí. Pero se enfrentan al hecho de que la madre cambia constantemente de comportamiento y nunca es la misma. La hija lleva a su madre a un hospital psiquiátrico, mientras ella decide pasar cuatro días sola en la ciudad.

Es un relato que se aborda desde el punto de vista del prójimo. Ella vive el doloroso amor de una madre, que, según su estado, puede tener dos vidas. Se hace muchas preguntas sobre la vida que experimenta y sobre sí misma.

El propósito de la narrativa es mostrar el desorden mental. Donde se está propenso a los excesos, caer en ridículo y una actitud simplificada. La postura de la hija se desarrolla desde aquella realidad que le es familiar porque desde pequeña es consciente del estado mental de su madre. Cuando se relaciona con otra realidad, se da cuenta de que existe otra normalidad.

Es una cinta que requiere de una actitud contemplativa y calmada. Habrá algunos que consideren que no pasa nada, pero podemos ser testigos de una relación importante, que entendemos como la relación maternal y filial, donde la emoción y los sentimientos mutuos son la cura para cualquier situación.

Esta propuesta visual no llega a la profundidad esperada. Porque la narración bien podría inclinarse hacia el auto conocimiento y el duelo contra la soledad de la adolescente. Sin embargo, ella no se desprende de la relación madre e hija y es la principal excusa para su desarrollo.

Por Surya Joseph