Lola hacia el mar, derivado de su nombre en francés Lola Vers la Mer, haría muchísima más justicia en relación a lo que la película quiere transmitir. La chica de cabello rosa y una patineta al hombro nos sitúa en una Bélgica contemporánea y retrata un periodo especifico en la vida de Lola, una chica trans de 18 años que acaba de perder a su madre; este drama escrito y dirigido por Laurent Micheli nos da una pequeña salpicada de realidad en cuanto a las vivencias trans y de la misma manera, retrata temas de alta relevancia que desafortunadamente un gran porcentaje de las personas trans alrededor del mundo experimentan, como el rechazo familiar por cuestiones de identidad de género.

 

Lola está yendo a una de sus citas de rutina con el médico por su transición cuando éste le da la noticia de un espacio disponible para hacer la Cirugía de Reasignación de Sexo, noticia agridulce para ella, ya que su único apoyo ha sido su amigo Samir (con quien vive) y su recién fallecida madre, misma que había prometido ayudarle a cubrir los gastos necesarios para la cirugía. Al mismo tiempo el padre de Lola abrumado por la muerte de su esposa y en rechazo total de la identidad de género de su hija, realiza una ceremonia para despedir a su esposa y Lola no está invitada; Lola, molesta con la situación confronta a su padre e intenta robarse las cenizas de la mamá, Phillippe el padre de Lola, tras discutir logra decirle que buscaba cumplir el último deseo de su madre, llevar las cenizas al mar. 

 

Aquí empieza una aventura entre Lola y su papá, ya que ambos deciden emprender el viaje juntos, pese a su mala relación lo hacían por alguien que ambos amaban. En el trayecto discuten, se ríen, cantan, reconectan y se desconectan; cada paso para adelante en la relación viene acompañado de dos pasos para atrás. El padre de Lola tiene un sobre con dinero que la mamá había dejado para que ella pudiera realizarse las cirugías correspondientes a su transición, pero aferrado a la idea de que él tiene un hijo y no una hija, el sobre permanece bajo su custodia. 

 

Personalmente me hizo muy feliz poder ver esta historia en pantalla. Como mujer trans, varias de las vivencias que experimenta Lola son compartidas y el hecho de que se abran estos espacios y se creen estas películas para la reflexión de temas tan importantes me hace pensar que cada vez nos acercamos a un mundo mejor. Encendiendo el ojo crítico, Laurent Micheli como director y escritor de esta obra hizo un trabajo impecable con Mya Bollaers como protagonista de una historia escrita por un hombre cisgenero al que estas vivencias no le atraviesan. Al espectador le recomendaría total reflexión de temas tan importantes como la existencia de las personas trans alrededor del mundo y dentro de nuestras familias. Creo importante cuestionarnos sobre el énfasis que hace la película alrededor de las hormonas y las cirugías que Lola requiere para su completa realización, pues pienso que las mujeres trans somos mucho más que eso.